Tema: Catachan
AGRAMAR
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Vidente de Sombras
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Enviado:
10.mar 2006 - 21:56

El hombre ha vivido en Catachán desde antes de lo que los archivos Imperiales puedan tener registrado. Las sondas de exploración de los primeros colonos descubrieron un planeta que parecía engañosamente verde y fértil desde la seguridad de la órbita. Cuando las gigantescas astronaves coloniales aterrizaron, los colonos en su interior despertaron de su hibernación criogénica para verse en uno de los planetas más inhóspitos de la galaxia. Catachán es un Mundo Letal, quizás el más hostil y peligroso de todos los Mundos Letales del Imperio. En sus junglas habitan algunos de los depredadores animales y vegetales más peligrosos jamás descubiertos por el hombre. Los primeros colonos sobrevivieron únicamente gracias a su buena suerte, atrincherados en el interior de los restos de sus astronaves, asediados por la jungla viviente que les rodeaba. Sin duda muchos murieron. Sólo los más robustos, rápidos y afortunados pueden sobrevivir en un Mundo Letal.

Los escasos asentamientos del planeta son fortalezas rodeadas por muros naturales de rocas escarpadas, alrededor de los cuales el terreno próximo ha sido limpiado con explosivos para proporcionar campos de fuego sin obstáculos. Aún así, los edificios levantados por el hombre no resisten demasiado en Catachán. Los líquenes pronto enraízan sobre cualquier superficie, segregando un potente ácido que puede destruir incluso las estructuras de construcción más solida. Existen lianas estranguladoras que crecen cientos de metros en una sola noche y cuyo mortífero abrazo puede aplastar un búnker de plastiacero o un tanque como si fueran una cáscara de huevo. Los habitantes de Catachán deben construir y reconstruir continuamente. Allí donde construyen sus asentamientos, la jungla crece más deprisa y actúa cada vez de una forma más violenta y agresiva.

Incluso las criaturas salvajes de Catachán parecen conspirar en conjunto contra los humanos, intentando expulsar a los intrusos. Es corno si todo el planeta estuviera decidido a deshacerse de la invasión humana, igual que el sistema inmunológico de un ser vivo reacciona ante un virus invasor. Tarde o temprano, los humanos deben abandonar sus hogares y establecerse en otro lugar, empezando de nuevo su lucha contra la jungla.

Los habitantes de este mundo singular son moldeados por una vida de lucha constante. Los niños aprenden a disparar antes que a caminar. Únicamente aquéllos que disparan rápido y con precisión llegarán a adultos. En el exterior de las frágiles cúpulas, el mundo está en guerra contra sus habitantes humanos.

Criaturas feroces corno el Diablo de Catachán acechan a los imprudentes, cada planta y cada animal de Catachán es hostil a la vida humana. Todos los animales son carnívoros. Todas las plantas son venenosas. Algunas plantas segregan un polen mortífero que satura el aire y atraviesa los sistemas de filtrado de aire. Otros tipos de vegetación producen una savia pegajosa que inmoviliza rápidamente a una criatura, disolviendo lentamente su piel. Algunos árboles incluso producen venenos con los que contaminan el agua del suelo, matando a las plantas de los alrededores y creando una ciénaga ácida que atrapa a los imprudentes que penetran en ella.

Las criaturas nativas son aún más peligrosas que las plantas. El Diablo de Catachán, un monstruo de múltiples extremidades, cuerpo segmentado y poderosas mandíbulas, es tan grande como un tanque, y es capaz de enfrentarse incluso a las imponentes Marmotas Reptantes de las tierras volcánicas. Pocos humanos llegan a viejos en Catachán, y los que logran sobrevivir más tienen un instinto de auto-preservación sin igual en toda la galaxia.

El Regimiento de Catachan

Como todos los mundos del Imperio, Catachán debe suministrar guerreros a la Guardia Imperial. Los habitantes de Catachán viven entre junglas densas y peligrosas, totalmente alienígenas para los habitantes de las Ciudades Colmena de los planetas más grandes del Imperio. En las acciones de jungla el Regimiento de Catachán no tiene rival, y la Guardia Imperial reconoce su superioridad en este tipo de combate.

Durante la guerra en las selvas de Epsion Octarius, el Regimiento de Catachán sobrevivió durante casi cuarenta días avanzando por los infestados manglares de Crotalidas hasta llegar a la zona de aterrizaje de la Horda Orka de Grubnak, donde estaban construyéndose los Gargantes Orkos. La ferocidad de la que hicieron gala las tropas de jungla impresionó tanto al Señor de la Guerra Orko del Clan Cráneo de Muerte que éste ordenó pintar sus Gargantes con el verde de camufiaje y una franja roja alrededor de la cabina, imitando el uniforme de las Tropas de Jungla de Catachán. No se sabe si lo hizo como muestra de respeto hacia sus enemigos, o si esperaba que sus Gargantes consiguieran la ferocidad en combate de las Tropas de Jungla humanas.

Las Tropas de Jungla de Catachán llevan el mismo uniforme de combate de color verde camufiaje que acostumbran a utilizar los habitantes de Catachán. Sus unifonnes están totalmente adaptados al sistema de combate móvil de las sofocantes junglas. Complementada con sus pañuelos rojos, esta ropa sencilla pero práctica les sirve de unifonne.