Historia de los Adeptus Mechanicus extraído de la WD UK 178 por Rick Priestley
No hay torres tan altas como las agujas de los capiteles de Marte, ninguna ciudad tan grande como las colmenas de Marte y ningún hombre más devoto en la persecución del conocimiento que los Tecnosacerdotes de Marte.
Marte es el mayor y más poblado mundo de la totalidad del Imperio en toda la Galaxia. Extensas ciudades-colmena se alzan millas hacia el cielo Marciano y sus cimientos se adentran profundamente en el núcleo del planeta. Las factorías orbitales rodean todo el globo, su trabajo ininterrumpido formando un resplandeciente halo alrededor del planeta rojo. Por encima del ecuador vastos espaciopuertos flotan en órbita geoestacionaria, ya que este es el hogar de la flota más poderosa del Imperio, la Flota Estelar Solar. Incontables billones de almas humanas viven en este antiguo planeta. Son el pueblo del Culto Mechanicus y los devotos sirvientes del tecnoarcano Dios Máquina.
Cada Mundo Forja es una colonia de los Tecnosacerdotes, controlado por sus propios Tecno-magos y responsable de sus propios asuntos. Sin embargo, la lealtad última de todos los miembros del culto es hacia el propio Culto Mechanicus, y a sus señores del planeta Marte.
EL NACIMIENTO DEL CULTO MECHANICUS
El Culto del Dios Máquina comenzó hace muchos miles de años, antes del nacimiento del Imperio, durante la época conocida como la Era de la Contienda. Los eventos que desencadenaron dicha Era deben permanecer en secreto para siempre, pero sin duda el incremento de la actividad en el espacio disforme fue uno de ellos. Sólo mediante el reino etéreo del espacio disforme puede tener lugar el viaje interestelar. Las tormentas erráticas en la Disformidad hacen prácticamente imposible que las naves espaciales viajen entre los sistemas estelares. Durante la Era de la Contienda, las tormentas de Disformidad se convirtieron en algo muy frecuente e intenso, extendiéndose por la Galaxia hasta que el viaje estelar se convirtió en algo prácticamente imposible. Los sistemas solares individuales quedaron aislados y muchas colonias humanas dependientes del contacto interestelar se perdieron. Las sociedades se colapsaron, la anarquía prevaleció y la vieja civilización de la humanidad como se había conocido hasta entonces se perdió para siempre.
Durante la Era de la Contienda la Tierra no pudo conseguir suficiente comida y abastecimientos como para acomodar a su población. Sin acceso a la Galaxia el mundo natal de la humanidad no podía sobrevivir. Incontables billones de personas murieron como resultado de la guerra y el hambre. El planeta pronto se convirtió en un campo de batalla en el que los nuevos señores feudales de la guerra luchaban entre ellos sobre las ruinas de una civilización otrora brillante. Todo el antiguo conocimiento de la Tierra se perdió y sus ciudades fueron destruidas. El planeta se convirtió en poco más que un desierto en el que su gente fue devuelta al nivel de salvajes brutales luchando sobre una tierra arrasada.
En Marte el proceso de desintegración comenzó como lo había hecho en la Tierra, pero dadas las condiciones únicas de Marte los acontecimientos se desarrollaron de forma completamente diferente. Debido a la falta de mantenimiento los escudos de radiación atmosférica pronto se vinieron abajo. La radiación solar llegó a la superficie, destruyendo el frágil ecosistema y barriendo a la escasa vegetación que había llevado milenios cultivar. Plagas causadas por los altos niveles de radiación mataron a la mayoría de la población. De aquellos que sobrevivieron la mayoría acabaron locos o atrofiados por la enfermedad, convirtiéndose en zombis mutantes o atroces caníbales. La destrucción del planeta entero parecía cercana. Sin embargo esto no iba a ser así, ya que una nueva idea comenzó a esparcirse entre la gente, una religión para la supervivencia - el Culto Mechanicus dedicado al Dios Máquina.
Los devotos del Dios Máquina buscaron la semi-arrasada tecnología que les permitiría reconstruir temporalmente los escudos de radiación. El culto exigía absoluta devoción a sus seguidores, ya que únicamente la dedicación desinteresada y a menudo el sacrificio personal podían salvar las máquinas y al planeta entero. Bajo la dirección de sus líderes Tecnosacerdotes, los cultistas comenzaron a restaurar el orden en el mundo. Construyeron refugios para protegerse contra las tormentas de radiación, y generadores de oxígeno y máquinas de procesado de alimentos para poder vivir en sus reductos blindados.
Había pocos refugios para los Tecnosacerdotes, pero ninguno para los no creyentes. Seres errantes e incursores mutantes intentaron asaltar los apresuradamente construidos edificios. Muchos de los cultistas murieron defendiendo sus nuevos hogares y algunos de estos emplazamientos fueron completamente destruidos, pero los supervivientes fortalecieron su resolución. La gente interpretó la supervivencia en circunstancias extremadamente adversas como una revelación del Culto Mechanicus. Su determinación y devoción hacia el culto se volvieron irrompibles.
Mientras los señores de la guerra rivales luchaban entre ellos sobre las ruinas de la Tierra, los Tecnosacerdotes de Marte comenzaban a reconstruir su planeta a imagen de su dios inhumano. Sobre la rojiza arena se alzaron los primeros templos al Dios Máquina y la gente fue a adorarlo al Gran Altar de la Tecnología.
Los Tecnosacerdotes peinaron las ruinas de Marte en busca de maquinaria aprovechable para guardarla en el Templo de Todo el Saber. Dentro del caparazón de plastiacero del templo brillantes pistones sostenían la cúpula a casi una milla de altura. Los tubos de cada pistón estaban construidos de tal manera que movían arriba y abajo el techo, alterando las propiedades acústicas para acentuar los himnos cantados en honor del Dios Máquina.
El Gran Altar de su interior tenía la forma de una ingente base de datos que contenía todo el conocimiento de los Tecnosacerdotes. Incluso hoy en día cada nuevo descubrimiento es dedicado a este altar. Cada templo de Marte y en cada Mundo Forja está conectado al Gran Altar por medio de un vínculo vivo Transmat, un psíquico Servidor cuya mente une todos los altares del Culto Mechanicus en una sola sagrada entidad.
LAS LEGIONES DE TITANES
Cuando los Tecnosacerdotes construyeron sus primeros templos y restauraron el orden en Marte también desarrollaron la base para el brazo armado del Culto Mechanicus, las Legiones de Titanes. Crearon armas capaces de funcionar en el hostil entorno de su planeta. Las grandiosas máquinas de combate que construyeron se llamaron Titanes. Desde entonces las Legiones de Titanes han formado la espina dorsal de los ejércitos de Adeptus Mechanicus. Ahora, como parte del Imperio, sirven a toda la humanidad.
De todas las máquinas de guerra de la Galaxia ninguna puede compararse al brutal tamaño y poder de un Titán. Los Titanes más grandes están abarrotados de torteas y llevan armas poderosas capaces de destruir formaciones enteras de enemigos. Dentro del caparazón blindado de un Titán los incontables miembros de su tripulación se afanan en sus tareas. Algunos manejan los atronadores motores que propulsan a la máquina permitiéndole caminar por el campo de batalla. Otros dirigen sus potentes armas de destrucción, guiando sus torteas y apuntando sus misiles. Un Titán es un imparable crucero de combate en tierra. Una máquina de semejante tamaño y complejidad que va acompañada de infantería y tanques para poder desplegar todo su potencial de la forma más efectiva. Algunos Titanes llevan en su interior tropas a la batalla, sus gigantescas secciones de piernas formando inexpugnables bastiones desde los que las escuadras de infantería atacan al enemigo.
La construcción de un Titán lleva muchos años. Siglos de peripecias acompañan el currículum de cada máquina. Se dice que los Titanes más grandes y viejos de todos contienen una chispa de la divinidad del Dios Máquina. Están investidos de santidad en virtud de su antigüedad y complejidad técnica. Los Tecnosacerdotes adornan sus Titanes con estandartes que proclaman su naturaleza divina. Al comienzo de cada batalla ungen las máquinas con aceites sagrados y llevan a cabo las Lecturas ante toda la Legión. Los sagrados nombres de todos los Titanes son cantados entre párrafos del Manual Tecnicanum. Para los Tecnosacerdotes un Titán es más que una máquina de combate; es una parte del Dios Máquina, una sagrada creación de la tecnología. Servir a bordo de un Titán es servir al Dios Máquina en persona. Es el mayor servicio que un simple mortal puede realizar.
LOS MUNDOS FORJA
Cuando el Culto Mechanicus restauró el orden en Marte sus líderes miraron a la Tierra e incluso más allá, con la esperanza de recuperar los restos de la tecnología humana de otros mundos. Los Tecnosacerdotes se lamentaron de la destrucción de la Tierra y juzgaron que no había nada digno de ser salvado. En su lugar volvieron su atención hacia el resto de la Galaxia. Sin embargo, sus naves no eran capaces de penetrar en las tormentas de Disformidad que asolaban el espacio, aislando el Sistema Solar y a otros muchos más allá.
Los Tecnosacerdotes estudiaron la barrera disforme durante muchos siglos, observando la naturaleza de la Disformidad y las fuerzas energéticas que contenían. Después de muchas vidas fueron capaces de determinar cuándo las tormentas se encontraban en su punto más débil, e hicieron preparativos para una expedición más allá del Sistema Solar. Al fin llegó el momento oportuno, las tormentas remitieron durante un tiempo y una masiva flota partió de Marte. Las naves del Culto Mechanicus llevaban una Legión de Titanes completa así como miles de Servidores y Tecnosacerdotes para formar las semillas de nuevas colonias. Después de unos días las tormentas recobraron toda su fiereza y se perdió por completo el contacto con la flota. Los Tecnosacerdotes esperaron una señal de su Dios Máquina, y llenos de fe comenzaron a preparar otra expedición.
En los siguientes miles de años muchas Legiones de Titanes fueron construidas y lanzadas hacia el espacio. Algunas se perdieron o fueron destruidas, pero otras tuvieron éxito en su misión. A través de la Galaxia se fundaron nuevas colonias del Culto Mechanicus, cada una réplica de Marte con sus templos, fábricas y ciudades colmena, así como una jerarquía de Tecnosacerdotes. Cada nuevo mundo estaba protegido por su Legión de Titanes. Estos nuevos mundos se llamaron Mundos Forja.
Mientras duraron las tormentas de Disformidad los Tecnosacerdote sólo podían calcular estadísticamente el número de flotas que habían sobrevivido a su viaje a través de la tumultuosa realidad paralela. Durante los momentos de relativa calma se descargaban mensajes fragmentados en el Gran Altar del Templo de Todo el Saber, informes de los Mundos Forja, datos de máquinas recuperadas, confirmación de nuevos descubrimientos o desesperadas súplicas de ayuda. Pero era poco lo que los Tecnosacerdotes de Marte podían hacer para ayudar a cada mundo individual, y no fue hasta el tiempo de la Gran Cruzada en la Era del Imperio que los Mundos Forja pudieron unirse bajo el mando de Marte.
LOS MUNDOS CABALLERO
Las flotas de los Tecnosacerdotes encontraron una Galaxia anárquica donde la antigua confederación de planetas humanos interdependientes ya no existía. Descubrieron que los Eldar también se enfrentaban a una degeneración social parecida. Muchos habían abrazado la adoración del Caos, y por todas partes los mundos Eldar estaban cayendo en la ruina. Algunos de su raza habían elegido abandonar sus mundos natales y fundar nuevas colonias de Exoditas libres de la influencia del mal del Caos. Los Tecnosacerdotes también se encontraron con que bandas de guerra de los Orkos campaban a sus anchas por el espacio, saqueando y destruyendo, causando conflictos por todas partes.
Los mundos humanos descubiertos por los Tecnosacerdotes habían retenido muy poco de su antigua tecnología. Había involucionado hacia estados feudales gobernados por nobles aristocráticos que dieron la bienvenida a los Tecnosacerdotes como a salvadores largamente esperados. Los Tecnosacerdotes se asentaron entre aquellos imperios feudales, o Mundos Caballero, eligiendo los planetas con riquezas minerales donde podrían reconstruir sus industruias. Se establecieron contactos con los Caballeros, comerciando con sus mundos e investigando las antiguas ruinas donde aún podía encontrarse algo de tecnología superviviente. Los Caballeros proporcionaron mano de obra y defensa contra los enemigos como los incursores Orkos y los Exoditas Eldar en expansión territorial. A cambio los Tecnosacerdotes proporcionaron conocimientos técnicos para ayudar a reconstruir sus planetas.
Con el paso de los milenios los Mundos Forja se hicieron poderosos y los Mundos Caballero florecieron bajo su protección. Los Tecnosacerdotes y los Caballeros se volvieron mutuamente dependientes y cada Mundo Forja se convirtió en el núcleo de un pequeño imperio de Mundos Caballero que lo rodeaban. Los Caballeros aprendieron mucho de los Tecnosacerdotes y sus sociedades se transformaron gradualmente en culturas técnicamente sofisticadas. Muchos de los Mundos Forja tuvieron éxito en sus comunicaciones entre ellos, y la obsesión de los Tecnosacerdotes por el conocimiento aseguró que los descubrimientos de un mundo rápidamente fuesen descargados en los altares de toda la Galaxia.
La innovación más importante que los Tecnosacerdotes llevaron a los Mundos Caballero fueron las máquinas de guerra también llamadas Caballeros. Estas máquinas eran versiones monoplaza de los Titanes, mucho más pequeñas y menos potentes que sus primos mayores, pero mucho mejores para adaptarse al tipo de guerra móvil que prevalecía entre la nobleza de los Mundos Caballero.
Hoy en día estos Caballeros luchan junto a las legiones de Titanes y forman unas tropas de reserva que pueden ser llamadas por las Legiones de Titanes cuando se necesiten. Cada máquina está pilotada por un noble de los Mundos Caballero, ya que estos planetas han mantenido su estructura social durante muchos milenios. De hecho, la adquisición de la tecnología permitió a la nobleza guerrera asegurar aún más su posición de poder en sus planetas natales.
LA ERA DEL IMPERIO
Hace ahora diez mil años que comenzó la Era del Imperio. Fue en esa época distante cuando las tormentas de Disformidad finalmente cesaron tras una grandiosa tormenta final de increíble poder destructivo. La Disformidad está formada por energías psíquicas que afectan a los mortales psíquicamente receptivos. Como resultado del colapso final de las tormentas muchos humanos murieron al extenderse por toda la Galaxia una brutal onda expansiva psíquica.
Los mundos Eldar estaban en el centro de esta onda, deletreando el final de la civilización planetaria Eldar. Algunos de su raza escaparon por medio de gigantescas arcas llamadas Mundos Astronave. Los Exoditas que ya se habían distanciado de su civilización también sobrevivieron.
Otros Exoditas llegaron a los Mundos Caballero buscando mundos para asentarse entre los planetas plantados por sus ancestros hacía miles de años. Muchos de estos lugares ya estaban colonizados por los Caballeros, y se desataron violentas luchas en los Mundos Caballero cuando los Eldar trataron de expulsar a los invasores humanos. Los Mundos Forja y los Caballeros lograron repeler a los Eldar en la mayoría de los casos, pero no pudieron evitar que los Exoditas se asentasen en sus cercanías. Durante los siglos siguientes los Exoditas y los Caballeros libraron numerosas y largas guerras.
En la Tierra el cese de las tormentas de Disformidad señaló el comienzo de una era de reconstrucción y resurgimiento. De los señores de la guerra de la Tierra emergió un visionario, un hombre de origen misterioso cuyo conocimiento sobre las tecnologías antiguas asombró a todos los que le conocían. La historia no recuerda su nombre, únicamente el título que llegaría a asumir en los años siguientes: Emperador. Este gran líder unió a la gente guerrera de la Tierra y preparó el camino para la reconquista de la Galaxia con sus Legiones de Marines Espaciales.
En Marte el Emperador fue reconocido como el largamente esperado Omnissiah de la legenda popular. Un frenético fervor se adueñó del Culto Mechanicus mientras se extendían los rumores de su llegada. Cuando el Emperador llegó a Marte fue alabado como la encarnación del Dios Máquina y los Tecnosacerdotes y Tecno-magos aceptaron su liderazgo y dominio de los secretos tecnológicos.
No todos en el Culto Mechanicus se alegraron de este giro en los acontecimientos. Muchos de los Magi más viejos se resintieron de semejante trastorno en el status quo que amenazaba su fuente de poder. Unos pocos de estos descontentos lideraron una rebelión y se apoderaron del Templo de Todo el Conocimiento, desde donde llamaron a los fieles a una guerra contra el Emperador. El conflicto que siguió fue corto pero sangriento, terminando con la derrota de los reaccionarios y el triunfo de los seguidores del Emperador, que eran muchísimos más. Marte y la Tierra se reunieron de nuevo después de miles de años de desarrollo por separado.
LA GRAN CRUZADA
Con los masivos recursos humanos de la Tierra y el colosal potencial tecnológico de Marte el Emperador comenzó la reconquista de la Galaxia. Esta gigantesca empresa es conocida como la Gran Cruzada y duró unos doscientos años. Las fuerzas del Emperador se dispersaron desde el Sistema Solar buscando mundos humanos supervivientes y repeliendo a los usurpadores alienígenas. Muchos planetas largamente olvidados fueron liberados durante la Gran Cruzada y otros tantos alojaron los asentamientos de nuevos colonos. El Imperio se extendió gradualmente por la Galaxia.
Los Mundos Forja de toda la Galaxia fueron capaces de establecer comunicaciones estables con Marte tras el final de las tormentas de Distancia. Muchos Mundos Forja lograron contactar con el Gran Altar del Conocimiento, difundiendo nuevos descubrimientos y avances tecnológicos. La posición de Marte y el Culto Mechanicus como líderes de los Mundos Forja fue reafirmada con el establecimiento de rutas regulares entre todos ellos.
Muchos Mundos Forja entraron en guerra con invasores alienígenas, especialmente Orkos, ahora que los viajes espaciales volvían a ser viables una vez más. Aunque los Mundos Forja eran capaces ayudarse unos a otros hasta cierto punto, en todas partes estaban a la defensiva. Algunos fueron arrasados y muchos de los Mundos Caballero devastados. Cuando la Gran Cruzada fue avanzando liberó a los Mundos Forja de la presión de estos ataques. La liberación de estos mundos fue una gran ventaja para el Imperio, por el considerable potencial militar y tecnológico que podía ser empleado para continuar la Cruzada.
Mientras las fuerzas del Emperador avanzaban más y más por la Galaxia, los Mundos Forja las abastecían de armas y equipamiento, naves, vehículos de combate y todo tipo de municiones para los victoriosos ejércitos. Las Legiones de Titanes se unieron a los Marines Espaciales para extender las fronteras del Imperio hasta límites jamás vistos.
Cuando la Gran Cruzada llegó a los límites de la Galaxia el Culto Mechanicus fundó nuevos Mundos Forja para actuar como bases de aprovisionamiento para expediciones a lo desconocido. Estos nuevos planetas pronto crecieron en poder y población hasta llegar a mantener sus propias Legiones de Titanes. Los planetas cercanos fueron colonizados como Mundos Caballero, repitiendo el esquema de poder típico de los Mundos Forja más antiguos.
LA HEREJÍA DE HORUS
A la vez que la Gran Cruzada se extendía para cubrir la Galaxia al completo, una nueva e impensable amenaza emergió para retar al resurgimiento de la humanidad. Fue la rebelión conocida eones después como la Herejía de Horus. La revuelta fue liderada por el Señor de la Guerra Horus, el más grande de los generales del Emperador, su más fiel teniente y el más poderoso de los Primarcas. La rebelión comenzó en los bordes orientales de la Galaxia, y se extendió por todas las Legiones de Marines y Titanes que servían bajo el mando de Horus.
No está claro cómo Horus consiguió que estas tropas se volviesen en contra del Emperador, pero era un hábil y persuasivo líder que gozaba de un inmenso respeto y de total lealtad por parte de sus seguidores. Con toda probabilidad había muy pocos que siquiera cuestionasen su palabra, y más tarde, cuando el verdadero poder tras la rebelión fue revelado, era ya demasiado tarde. Al comienzo nadie sospechó que tras los planes del Señor de la Guerra pudiese haber nada más siniestro. Sin ser sabido, Horus se había aliado con los Oscuros Poderes del Caos. Todos los que le siguieron quedaron condenados al igual que él.
Este no es el lugar para describir con detalle las duras batallas que se lucharon en la Herejía de Horus. La Galaxia fue desgarrada mientras los Marines Espaciales luchaban contra sus antiguos hermanos de batalla, y los Titanes combatían contra otros Titanes. La estrategia de Horus incluía un movimiento directo contra el Emperador, atacando la Tierra tan rápido como pudo con todas las tropas disponibles. Las defensas de la Tierra eran débiles y los refuerzos estaban a semanas al otro lado del cerco de la flota de Horus. Al final la guerra fue ganada por el Emperador, pero sólo al precio de su propia vida tras una batalla en solitario a bordo de la nave insignia del Señor de la Guerra. Desde ese día el Emperador ha vivido sólo como un espíritu mantenido por inmensas energías psíquicas, su fuerza vital habitando una carcasa de cuerpo que sólo se mantiene unida mediante campos de stasis.
La mayoría de las fuerzas de Horus se dispersaron tras su muerte. Los Marines Espaciales rebeldes y las Legiones de Titanes traidoras huyeron hacia el Ojo del Terror, una zona donde el conocido como Espacio del Caos reina sin oposición. Aquí las dimensiones gemelas de la realidad y la Disformidad se superponen, y el reino etéreo del Caos coexiste con el universo material del hombre. En esta vasta región de espacio hay mundos habitados por demonios y sus seguidores, siendo entre estos mundos donde los traidores encontraron refugio Los Titanes que tomaron parte en la Herejía del lado de Horus aún pueden ser encontrados en el Ojo del Terror, en mundos gobernados por oscuros y corruptos Tecnosacerdotes cuyas infernales visiones de locura han creado sociedades donde los hombres son esclavos de máquinas poseídas por demonios hambrientos de sangre mortal.
EL ASCENSO DE LOS ALTOS SEÑORES
Tras la derrota del Señor de la Guerra el Imperio de la Humanidad se restableció de nuevo. La base organizacional para el Imperio del 41er Milenio se estableció en los años siguientes a la muerte del Emperador. En esa época las organizaciones Imperiales se asentaron de una manera que ha permanecido inmutable durante los últimos diez mil años. Las instituciones creadas por el Emperador para servir en su Gran Cruzada se convirtieron en el núcleo de poder de su floreciente Imperio. Sus jefes pasaron a ser los hombres más poderosos que la Galaxia ha conocido jamás. Estos individuos son los Altos Señores de la Tierra, un cónclave que incluye a los jefes militares y administrativos del Imperio.
La nueva élite gobernante del Imperio era conocida como el Adeptus Terra, los Adeptos de la Tierra, un término que incluía no sólo a los Altos Señores de la Tierra sino a todas las organizaciones bajo su mando. Desde ese momento el término Adeptus fue adoptado formalmente como título para todos los oficiales y organizaciones gubernamentales del Imperio. Durante la Gran Cruzada y la Herejía de Horus el Culto Mechanicus había tomado parte en casi todos los triunfos más sonados de la humanidad, y también en las más sangrientas derrotas. Ahora los Tecno-magos se prepararon para desempeñar su nuevo papel en el proceso de reconstrucción.
Para establecer su lugar entre los nuevos gobernantes del Imperio, el Culto Mechanicus se convirtió en el Adeptus Mechanicus, y sus líderes más sobresalientes se convirtieron en Altos Señores de la Tierra. En los milenios que siguieron la gente de la Tierra y Marte siempre irían unidos, hermanados por el poderoso Imperio, aunque con sociedades marcadamente distintas y sus propias instituciones y leyes.
EL ADEPTUS MECHANICUS
Ahora se está terminando el cuadragésimo primer mileno. El Emperador ha sobrevivido durante diez mil años, su espíritu viviente guiando a la humanidad como el primer día a través de su desastrado cuerpo decadente. En Marte los Tecno-magos celebran los ritos de alabanza al Dios Máquina y a su manifestación divina, el Emperador inmortal. A lo largo y ancho del Imperio hay incontables Mundos Forja devotos en la persecución del saber. Las Legiones de Titanes y los ejércitos de Tecnoguardias de los Adeptus Mechanicus protegen y amplían los territorios del Dios Máquina. En conjunción con los Marines Espaciales y la Guardia Imperial forman los ejércitos del Imperio, la fuerza más potente de toda la Galaxia.
Los Mundos Forja y Mundos Caballero siguen siendo firmemente leales a sus señores de Marte. Su industria y diezmos abastecen al Adeptus Mechanicus y a los Tecno-magos del Culto Mechanicus. Mientras que otros mundos humanos del Imperio son parte del sistema feudal de control del Administratum del Adeptus Terra en la Tierra, el Adeptus Mechanicus mantiene el control absoluto en sus mundos. Por ello los Mundos Forja y Caballero no tienen ninguna obligación para con los Adeptos de la Tierra. No reclutan regimientos para la Guardia Imperial y no pagan tributos directamente a su tesoro. Sólo la Inquisición tiene jurisdicción en sus territorios, ya que no hay ningún mundo en el Imperio en el que estos guerreros de la virtud no puedan caminar libremente.
Bueno camarradas, he visto un tema que incluye parte de esto y que hace referencia a q es traduccion de Keyansark en el foro www.adeptvs.com. De todas formas lo pongo aqui todo juntico, sacado de alli y de el-cubil.com que es donde primero lo postee.
Ante todo gracias a keyansark por su traduccion, una de tantas contribuciones q he comprobado tiene en el mundillo.
Todo el contenido es oficial, basicamente de antiguas WD y comunidades yankis (resumiendo y si me entere bien, ademas de Rogue Trader, Space Marine, Titan Legions...).
Perdon por la posible repeticion de tema, he mirado y no lo he visto por ahi ^^:
Ordinatus
Además de las fuerzas regulares compuestas por las Legiones de Titanes, la Tecnoguardia y los Exploradores, los Adeptus Mechanicus disponen de otra fuerza irregular, en cierto modo más terrible que todas las anteriores. Se trata de las gigantescas y raras máquinas de guerra llamadas Ordinatus.
Estos inmensos mecanismos de destrucción no están asignados a ninguna fuerza específica. En lugar de ello, todos los Ordinatus están bajo el control directo del Centurio Ordinatus. Es el Centurio Ordinatus quien decide si estas máquinas altamente especializadas están disponibles ya que muchas de ellas son tremendamente antiguas y requieren una gran cantidad de devoción, preparación y mantenimiento para preparalas para la guerra.
Los Ordinatus se encuentran entre las más máquinas más extrañas jamás construidas por el Adeptus Mechanicus. Casi todos ellos fueron diseñados y construidos para una batalla, campaña o propósito específico, y algunos no han vuelto a ser puestos en funcionamiento desde entonces. Un ejemplo es el Ordinatus Príamo. Esta inmensa máquina tuneladora fue montada durante el Asedio de Príamo, una ciudad dominada por las fuerzas traidoras durante la Herejía de Horus. La inmensa construcción fue diseñada para abrirse paso a través de la corteza del planeta y navegar por el manto interior al rojo blanco. Esto la haría indetectable para las defensas de Príamo y permitiría a cuatro compañías de élite de la Guardia Imperial asaltar el Generatum Vulcanis de la ciudad, acabando así con el asedio. Sin embargo, el Ordinatus Príamo fue dañado irremediablemente en el ataque cuando partes de su escudo fueron destruidas por el calor de la roca fundida.
Otros Ordinatus tienen armas y capacidades de un uso más genérico, y su demanda es alta. Sólo en las batallas o campañas más importantes son enviados a la guerra los Ordinatus, e incluso entonces, sólo para operaciones específicas. Entre los enemigos del Imperio, los nombres de los Ordinatus son susurrados con miedo reverente, y sus devastadoras capacidades han sido mostradas en miles de campos de batalla desde la ascensión del Emperador al Trono Dorado.
El Culto Mechanicus reverencia a los Ordinatus como avatares del Dios Máquina, creaciones de tal ingenio y poder que nunca podrán ser mejoradas o quedar obsoletas. Así, han sido mantenidos con cuidado y cuando se les envía a la guerra se inscribe en ellos runas sagradas bendecidas con los más preciosos aceites y ungüentos, y se les bendice por el Señor del Centurio Ordinatus. Sus tripulaciones se encuentran en los más entrenados de los Skitarii, guerreros que combaten con el fanatismo zelota de aquellos que sirven a un dios viviente.
Los Ordinatus son famosos por su implacable avance hacie el enemigo, dejando caos y destrucción a su paso, sobreviviendo a impactos suficientemente poderosos como para incapacitar a un Titán. Los Ordinatus reciben su energía de inmensos generadores de plasma que alimentan sus sistemas de propulsión, dan energía a los sistemas de armamento, y activan sus escudos y sistemas defensivos. Tan vasto poder está confinado en un espacio relativamente pequeño, y si el Ordinatus es destruido, lo hará en una vasta bola de plasma ardiente que quizá sea capaz por sí misma de cumplir el objetivo original del Ordinatus.
Los Ordinatus del Adeptus Mechanicus están protegidos por una masiva muralla de fuerza conocida como campo de dispersión. Los proyectiles y los rayos de energía son deflectados inofensivamente sobre su crepitante esfera, dejando al Ordinatus sin un arañazo. Por desgracia, la inmensa energía necesaria para el campo de dispersión terminará por sobrecargar los generadores. Esto implica que lo que comienza como un campo de fuerza casi impenetrable, se va debilitando gradualmente a medida que la batalla progresa, dejando que cada vez penetre más fuego enemigo. El muro de fuerza se extiende hasta la disformidad, de modo que también protege al Ordinatus de ataques psíquicos del mismo modo que un escudo de vacío.
Algunos ejemplos de Ordinatus y su uso en la batalla incluyen al Ordinatus Golgotha, Ordinatus Marte y el Ordinatus Armageddon.
El Ordinatus Golgotha fue desarrollado después de que el Comisario Yarrick derrotase al Kaudillo Orko Ghazghkull Thraka en el mundo colmena de Armageddon y lo persiguiese hasta el mundo Squat de Golgotha. Pese a la ayda de Yarrick, los Squats fueron derrotados por la horda de Ghazghkull y Yarrick fue capturado. En un intento de humillar a su archienemigo, Yarrick no recibió la muerte inmediata sino que fue apresado y mostrado en público.
Sin embargo, Yarrick consiguió escapar y regresó a Golgotha con una fuerza punitiva de Titanes y Tecnoguardia. Las primeras batallas fueron mal para el Imperio ya que el inmenso tamaño de la Horda superaba a su fuerzas una y otra vez. En un intento de machacar a los orkos de una vez por todas, se construyó el Ordinatus Golgotha en las fortalezas recapturadas de los Squats. Los terroríficos misiles Hellfire del Golgotha devastaron a los orkos, matando a decenas de miles en el transcurso de una semana. Los orkos fueron expulsados del mundo Squat y desde entonces el Ordinatus Golgotha ha estado siempre en el frente de cualquier batalla contra enemigos que tengan una fuerte superioridad numérica.
Durante la Herejía de Horus, Marte, mundo natal del Adeptus Mechanicus, estalló en guerra civil. Los ejércitos traidores, dirigidos por el Magos Solomon Abbadon, se volvieron contra el Emperador e intentaron derrocar a los gobernantes de Marte. Desde su ciudadela de montaña de Jericó, Abbadon envió a sus fuerzas rebeldes a atacar las factorías e instalaciones de aquellos que permanecían leales al Emperador. Inevitablemente, el Imperio respondió y se envió una armada para aniquilar a los sucios seguidores de Abaddon y llevar la justicia Imperial al señor rebelde. Esto se demostró imposible ya que la fortaleza de Jericó estaba protegida por un antiguo artefacto alienígena descubierto durante la Gran Cruzada. El generador de campo Vortex, que se suponía era un artefacto de los enigmáticos C'Tan, hacía que los ataques orbitales fuesen imposible. Cualquier vehículo que se acercaba demasiado era destrozado o desplazado a la disformidad. Eventualmente, un ejército logró abrirse paso hasta los pies de las montañas ubicadas a unos pocos kilómetros de Jericó, donde se descubrió que el campo Vortex no cubría la superficie del planeta.
El Castellum Jericho, como se conocía a la fortaleza, estaba formada por muros de una milla de espesor reforzados con campos de energía y que se alzaban hasta los cielos. El bastión central estaba construido en base a los materiales más duros conocidos por la humanidad y reforzados adicionalmente mediante una incursión a la mismisima disformidad. Este bastión podía soportar cualquier castigo que el Imperio le infligiese. Se necesitaba otra solución y el Adeptus Mechanicus la proporcionó. El Ordinatus Marte utilizó una tecnología única para producir una onda de sonida que resonó a lo largo del campo de batalla. Cuando este muro de sonido impactó sobre Jericó, su potencia fue amplificada por el campo Vortex y por la energía extraída de la disformidad de forma que la ciudadela entera se vino abajo entre nubes de polvo cuando sus murallas se fragmentaron. La infame Torre de Acero resonó como si fuese el gong más grande del universo tras lo cual se dobló y se derrumbó llenando el aire con el aullido torturado del metal retorcido. Solomon Abaddon y sus pocos seguidores supervivientes fueron ejecutados sumariamente por sus traicioneros crímenes.
El Ordinatus Armageddon derramó sangre por vez primera durante la masiva invasión Orka del planeta del mismo nombre. El Señor de la Guerra Orko Ghazghkull Thraka
devastaba el planeta apoyado por numerosas máquinas de guerra, Gargantes orkos. La Legio Metallica, del Adeptus Titanicus, recibió la orden de su destrucción pero fue incapaz de parar la ola. Un genio del Adeptus Mechanicus, Geronimus Undersen, concibió el Ordinatus Armageddon como una defensa contra las máquinas de guerra orkas. Undesen montó una gigantesca arma de astronave, lista para su instalación en un crucero de combate Imperial, sobre un chasis terrestre, dando a las fuerzas Imperiales una inmensa máquina poderosa lo suficiente como para destruir incluso a los blancos más grandes y blindados más allá de su rango efectivo.
Esta idea no era original en absoluto, y seguía el concepto subyacente tras el famoso Cazatitanes Squat, el Cyclops. En la batalla por la colmena Tartarus, el Ordinatus Armageddon destruyó a no menos de diez gargantes Orkos y a dos destacamentos de tanques de apoyo y vagones de guerra. Privados de apoyo, los ataques Orkos se estrellaron contra los muros de millas de altura, como una ola contra las rocas. El Ordinatus Armageddon sigue en dicho planeta y ha tomado parte en las tres campañas allí libradas contra los Orkos.
La armas de estos ejemplos de Ordinatus requieren cierto análisis. Hellfire es el término común para un potente compuesto ácido/vírico desarrollado por el Adeptus Mechanicus. Es capaz de atravesar el blindaje y derretir la piel dejando a los pocos sobrevivientes con terribles cicatrices y heridas. Es una cuestión de opinión decidir si es mejor sobrevivir o no a un ataque de Hellfire. El Golgotha transporta seis misiles Hellfire y sólo puede disparar uno o dos por hora. Cada misil dispone de multiples cabezas capaces de vaciar casi dos kilometros cuadrados de tropas con blindaje ligero. También esterilizará el suelo hasta una profundidad de casi un metro, lo que es especialmente valioso al enfrentarse a los Orkos. Además, el extenso equipo de escaneo a bordo del Golgotha le permite disparar sus misiles fuertemente blindados con terrorífica eficacia, incluso hacia puntos fuera de la linea de vista de las tropas amigas. Las unidades enemigas atacadas por esta horrenda arma entrarán en pánico al oir los gritos de agonía de sus camaradas mientras su carne arde y sus huesos se funden.
El Disruptor Sónico del Ordinatus Marte afecta no sólo a los edificios. Los huesos se resquebrajan, los organos revientan y el equipamiento electrónico explota a medida que el muro de energía sónica pasa a través de ellos. La frecuencia del Disruptor Sónico destruye a aquellos que son sus victimas, pues va desde un murmullo subsónico capaz de derribar edificios hasta un aullido supersónico que revienta los timpanos y arranca la carne de los huesos. Ponerse a cubierto no es solución, pues los bosques y los escombros son destrozados y los muros se limitan a amplificar la onda sónica si es que no son destruidos antes. Incluso el pesado blindaje de un Titán o los muros reforzados de una fortaleza proporcionan poca protección contra la ira del Ordinatus Marte.
El Cañón Nova ensamblado en el Ordinatus Armageddon es similar al Aniquilador de Plasma de un Titán clase Emperador, pero en lugar de liberar una ráfaga de plasma crudo, el Cañón Nova puede enfocar y controlar las potentes energias con mayor precisión. Esto permite a su tripulación controla la naturaleza de las descargas de plasma, produciendo un flujo de pequeños pulsos para saturar un área, una serie de pulsos rápidos y potentes para destruir escudos de energía de la potencia de los existentes en las naves insignia de la flota Imperial, o incluso una descarga masiva capaz de destrozar cualquier escudo de energía conocida en una ráfaga de energía que hace que la tierra misma se desgarre.
La Tecnoguardia Skitarii
La Tecnoguardia Skitarii es la fuerza más antigua del Adeptus Mechanicus, formada en los primeros días de conflicto cuando el Culto Mechanicus peleaba por su existencia contra los degenerados merodeadores mutantes de los yermos Marcianos. Pequeños grupos de defensores desesperados que peleaban en las capillas blindadas para preservar los últimos restos de tecnología. A medida que los seguidores del Dios Máquina crecieron en número, se formaron las primeras fuerzas permanentes, la Tecnoguardia. Se trataba de seguidores normales del culto cuya misión era proteger con sus vidas el Altar del Conocimiento de sus capillas así como cualquier tecnología y maquinaria que hubiese sido recuperada. De entre los Tecnosacerdotes surgieron los líderes de la Tecnoguardia, figuras inspiradoras con armamento avanzado a su disposición. Gradualmente, los guerreros Tecnosacerdotes evolucionaron hacia escuadras de Guerreros del Culto, escuadras de Tecnosacerdotes que peleaban en un estilo de muerte de alta tecnología basada en su propio Altar del Conocimiento. Se cree que el Culto Technicus Mechanicus fue el primero de estos cultos dentro del Culto.
Al completarse el Gran Altar del Conocimiento, la Tecnoguardia se organizó de modo más formal y los Guerreros de Culto se organizaron en Colegios basados en las tecnolgías usadas por sus armas y estilo de lucha. A medida que se han hecho nuevos descubrimientos y en la desesperación de la defensa de distantes Mundos Forja y Mundos de Caballería a lo largo de los siglo, se han formado y reconocido algunos Colegios nuevos.
La Tecnoguardia es ante todo una fuerza de defensa desplegada para proteger los Mundos Forja, Mundos de Caballería e instalaciones del Adeptus Mechanicus a lo largo de la Galaxia. En momentos de emergencia, la Tecnoguardia puede reforzarse con unidades de Caballeros, las máquinas de guerra monoplaza más pequeñas que un Titán que proceden de los Mundos de Caballería; con guerreros de los Colegios, elementos de las Legiones de Titanes y con Servidores de fabricación alterados así como con trabajadores de las factorías y máquinas. En la defensa de las factorías de Armageddon durante la primera campaña contra Ghazghkull Mag Uruk Thraka, más de 100.000 Servidores fueron equipados con bastos implantes de combate y desplegados en menos de dos días. Su sacrificia, a una escala enorme y no reconocida, detuvo el asalto inicial Orko.
Mientras que la Tecnoguardia es una fuerza defensiva, el Adeptus Mechanicus cree en la defensa preventiva de modo que para mantener un Mundo Forja a salvo todos los planetas cercanos deben estar seguros. Para mantener todos los Mundos de Caballería a salvo, todas las amenazas próximas deben ser neutralizadas. Este es el trabajo de la Tecnoguardia.
El tamaño actual de la Tecnoguardia es desconocido y muy dificil de estimar pues, al contrario que la Guardia Imperial, cuando no está en servicio o entrenandola Tecnoguardia vigila los Mundos Forja y factorías y actúan como trabajadores y supervisores adicionales. Debe señalarse que en la Primera Campaña por Armageddon, el Adeptus Mechanicus fue capaz de movilizar a cuatro millones de tropas en la primera semana, el 75% de las cuales eran Servidores modificados. Su número total de bajas durante la campaña puede haber superado los veinte millones de Tecnoguardias y Adeptos sin contar los Servidores. Debe señalarse también que las factorías continuaron produciendo municiones a un ritmo cada vez mayor hasta que fueron tomadas por los Orkos, momento en el que se autodestruyeron. Es una blasfemia permitir que el conocimiento del Dios Máquina caiga en manos de herejes y alienígenas.
La Tecnoguardia se organiza de forma similar a la Guardia Imperial, lo cual les permite operar juntos en defensa mutua. Debido a la mayor presencia de Tecnosacerdotes en la Tecnoguardia, esta tiene acceso a armas más avanzadas y sofisticadas que no pueden ser operadas por soldados ordinarios o porque el Adeptus Mechanicus no permitirá que su naturaleza secreta sea operada fuera de su control.
El Adeptus Mechanicus llama a la Tecnoguardia como Regimientos de Skitarii. El término Skitarii se refiere al regimiento como conjunto, pero los diferentes tipos de tropas individuales que los conforman tienen sus propios ancestrales y distintivos nombres que se refieren a su papel en el campo de batalla y a su posición dentro del Culto Mechanicus.
Los Hypaspistas forman las escuadras estándar de infantería y están armados con rifles láser o rifles infierno. Los especialistas en armas pesadas reciben el título de Sagitarii, y las tripulaciones de tanques se llaman Cataphractarii. Por último, están los Ballisterarii que a menudo despliegan enormes armas experimentales diseñadas para aplastar o abrirse paso a través de blindaje pesado o fortificaciones enemigas.
Los Hypaspistas son humanos ordinarios, y no Adeptos del Culto Mechanicus. Los Sagitarii deben ser iniciados del Culto para recibir los ciberimplantes necesarios para controlar adecuadamente sus armas. Los Cataphractarii son respetados no sólo por su habilidad en combate sino por su relación próxima via ciberimplantes con las máquinas con las que combaten y que nunca pueden abandonar.
Luego están los Praetores, guerreros mejorados biológica y mecánicamente, con implantes cerebrales, procesadores neuroenlazados y esqueletos reforzados con aleaciones. Al contrario que los Marines Espaciales del Adeptus Astartes, que son alterados genéticamente desde temprana edad, los Praetores son humanos completamente desarrollados que actúan como laboratorios andantes para las tecnologías recién descubiertas por el Imperio. Se trata de guerreros terribles, aunque erráticos, cuya completa devoción al Dios Máquina les convierte en combatientes zelotas. Son las tropas de terror de los Skitarii, reforzando la voluntad del Adeptus Mechanicus allí donde son desplegados.
Además de su guerreros parcialmente humanos, el Adeptus Mechanicus mantiene cohortes de poderosos robots. Estos son construidos empleando una tecnología similar a la de los Dreadnoughts de los Marines Espaciales excepto que normalmente llevan dos o más armas pesadas o bien dos armas de combate cuerpo a cuerpo y un arma pesada. Los Robots son una visión terrorífica en el campo de batalla pero es como defensores como mejor actúan, protegidos por sus densas corazas de adamantio y campos de fuerza, pueden arrojar disparo tras disparo sin pausa contra sus atacantes mientras absorben disparos que podrían acabar con tres dreadnoughts ordinarios.
Además de los transportes Chimera estándar, tanques de batalla Leman Russ y otros vehículos de combate, el Adeptus Mechanicus despliega a los poderosos Caballeros y Castellanos. Estas inmensas máquinas con patas, mayores que un Robot pero menores que un Titán de Exploración, proporcionan una plataforma de armas móvil y bien blindada que presta una fuerte potencia de fuego a los elementos móviles de los Skitarii. Los caminantes están protegidos por un escudo de potencia direccional. Al estar enfocado en un área pequeña, este escudo no se consume como los Escudos de Vacío convencionales, pero no ofrece protección si no se maneja en la forma adecuada. Los Castellanos están equipados con armas mayores y sin armas de cuerpo a cuerpo, a fin de hacer llover fuego aún más pesado sobre el enemigo.
Las Legiones de Titanes
Una vez que los Tecnosacerdotes construyeron sus primeros templos en Marte y establecieron a la Tecnoguardia para protegerles, establecieron también las bases para un brazo militar ofensivo para el Culto Mechanicus, las Legiones de Titanes. Crearon armas capaces de funcionar en el entorno hostil en que se había convertido su planeta. Las vastas máquinas de guerra que construyeron fueron los Titanes. Estas gigantescas construcciones eran diferentes a cualquier otra cosa que se hubiese visto en Terra, colosales máquinas de destrucción de forma humanoide alimentadas por reactores de plasma o fusión y portadoras de poderosos ingenios de destrucción. En un mundo tan desolado como Marte era ahora, los Titantes podían avanzar en poderosas zancadas sobre el hostil terreno donde los soldados normales como los Skitarii serían tragados por los yermos venenosos y el polvo sofocante de los desiertos Marcianos. Desde esa época, las Legiones de Titanes han formado la espina dorsal de los ejércitos del Culto Mechanicus. Ahora, como parte del Imperio de la Humanidad, sirven al Emperador.
De todas las máquinas de guerra de la Galaxia, ninguna puede igualarse al tamaño y potencia de un Titán. Los mayores Titanes están erizados de torretas con armas y portan poderosas armas capaces de destruir ciudades enteras. Dentro de la carcasa blindada del Titán, una incontable tripulación lleva a cabo sus tareas. Algunos operan los pulsantes motores que propulsan la máquina y le permiten caminar sobre el campo de batalla. Otros dirigen sus potentes armas de destrucción guiando sus torretas y apuntando sus letales misiles. Un Titán es una especie de navío de guerra terrestre. Una máquina de tal tamaño y complejidad que es acompañada por infantería y tanques a fin de dispensar su letal potencia de fuego de la forma más efectiva. Algunos Titanes transportan tropas al combate, formando sus piernas altas como torres poderosos bastiones desde los que escuadras de soldados atacan al enemigo.
La construcción de un Titán requiere muchos años. Siglos de investigación yacen detrás de cada máquina. Los mayores y más antiguos de los Titanes contienen una chispa de la divinidad del Dios Máquina. Son sagrados en virtud de su antigüedad y complejidad técnica, y el conocimiento contenido en sus muchos espíritus-máquina. Los Tecnosacerdotes engalanan los Titanes con banderas que proclaman su naturaleza divina. En la vispera de la batalla ungen las máquinas con aceites sagrados y representan la Misa del Culto Mechanicus frente a toda la Legión. Los nombres sagrados de los Titanes son recitados entre lecturas del Manual Technicanum Titanicus.
Para los Tecnosacerdotes, un Titán es más que una máquina de guerra: es un aspecto del Dios Máquina, una creación Tecnológica sagrada y reverenciada. Servir a bordo de un Titán es servir al Dios Máquina en persona. Morir allí es unirse indefectiblemente al espíritu del Dios Máquina para siempre. Servir en un Titán es lo más grande a lo que un simple mortal puede aspirar.
Cuando el Culto Mechanicus comenzó a reexplorar la Galaxia por vez primera y establecer nuevos Mundos Forja, una Legión de Titanes completa de dieciséis máquinas fue enviada para proteger a la colonia y aplastar a sus enemigos. Cuando el Emperador lideró a la Humanidad en la Gran Cruzada, las Legiones de Titanes del Adeptus Mechanicus marcharon junto a los Marines Espaciales. A medida que el Imperio se expandía, los Adeptus Mechanicus tomaron muchos mundos para sí mismos, planetas que colonizaron y convirtieron en Mundos Forja del Mechanicus. Estos se convirtieron en bases para las Legiones de Titanes a los largo de la Galaxia de forma que hoy las Legiones Titánicas están esparcidas por el Imperio donde defienden los dispersos Mundos Forja del Adeptus Mechanicus.
El número exacto de Titanes o de Legiones de Titanes es desconocido, pero como poco puede conjeturarse que cada uno de los más de 1.000 Mundos Forjas existentes tiene una Legión Completa de dieciséis máquinas. Semi-Legiones son enviadas a menudo para ayudar a las fuerzas Imperiales contra grandes amenazas y, en tiempos de emergencia, Legiones enteras pueden ser enviadas al combate. En la reciente Tercera Guerra de Armageddon el Adeptus Mechanicus envió a cuatro Legiones de Titanes completas: Ignatum, Invigilata, Tempestor y Victorum. La Semi-Legión Crucius y la Quarto-Legión Magna también estaban en el planeta desde la Segunda Guerra de Armageddon, y la Semi-Legión Metallica representaba a los supervivientes, reparaciones y nuevas construcciones de la Legio Metallica original que estaba presente en Armageddon en el momento de la Primera Campaña.
Un cálculo sencillo de fuerza no es suficiente, sin embargo. La Legio Ordo Sinister es la Legión más senior y de élite de todas las Legiones de Titanes y consta de sólo doce Titanes de clase Emperador. Bajo el mando de su renombrado Gran Maestre Ferromort, la Legio Ordo Sinister se ha empleado exclusivamente para inspirar terror y obediencia en aquellos bajo riesgo de desobedecer la Pax Imperium. A este respecto, la Legión trabaja a menudo en conjunto con el Adeptus Arbites, la Inquisición y la Eclesiarquía. Los asaltos cuidadosamente planeados por el Gran Maestre Ferromort son famosos por su precisión, ferocidad e intachable ejecución. Grandes esfuerzos deben llevarse a cabo para usar la Legión como ejemplo de la implacable y desprovista de rostro eficiencia Imperial. La Legión es un instrumento de precisión para el Imperio – un sable bien templado en lugar del martillo pilón del bombardeo planetario o de la espada ancha de los ataque del Adeptus Astartes.
Por otro lado, la Legio Destructor es probablemente la más grande de todas las Legiones de Titanes con más de cien máquinas de todas las clases. Esto debe causar asombro ya que el Mundo Forja que defiende está tan sólo a cien años luz del Ojo del Terror y en la frontera del Imperio Orko de Charadon. Dirigida por su excéntrico Gran Maestre Thaedius Wilson, la Legio Destructor ha combatido contra numerosos Waaaaghs! Orkos y contra erupciones del Caos desde el Ojo del Terror. Se rumorea en algunos sectores del Adeptus Mechanicus que la continua exposición a ataques Orkos ha hecho que la Legio Destructor sea cada vez menos ortodoxa en su aspecto y comportamiento, en particular en lo referente a su actitud hacia la batalla y el combate. Los Princeps y tripulaciones de la Legio Destructor ansían la batalla con una exhuberancia poco corriente. Hasta ahora esta sed de guerra se ha visto como un atributo útil, especialmente contra enemigos como los orkos que encuentra en la Legión a un oponente duro. Pero se rumorea que hasta el mismo Fabricador General ha expresado su sorpresa al oír que los Titanes de la Legio Destructor están ahora equipados con amplificadores sónicos de forma que la Legión puede responder a los aullidos de los Orkos con su propio grito de guerra: “gran muerte, Gran Muerte, GRAN MUERTE!”
Las dieciseis máquinas de la Legio Metallica estaban en Armageddon al comienzo de la primera campaña contra el Señor de la Guerra Orko Ghazghkull Mag Uruk Thraka. Tras el asesinato del Gran Maestre de la Legión, el Princeps Senioris Kurt Mannheim recibió la orden del loco e inestable, y ahora traidor, Gobernador de Armageddon, Herman von Strabb, de salir sin apoyo a destruir a los invasores Orkos. Por la Lex Imperialis el Princeps Senioris Mannheim estaba obligado a obedecer y la destrucción casi completa de la Legio Metallica forma un ejemplo de deber y honor frente a la adversidad para todo el Imperio del Hombre. Aunque superados en una proporción de tres a uno, la Legión destruyó a un número de Gargantes Orkos muchas veces superior al suyo así como a sus tropas de apoyo. El Titán Martillo de Acero, dirigido por el Princeps Senioris Mannheim destruyó a tres Gargantes antes de ser seriamente dañado, pero incluso entonces, Mannheim se lanzó hacia el corazón del ejército Orko justo antes de que su reactor de plasma explotase. El ataque y la explosión, sumados a un ataque por el flanco de fuerzas de Servidores procedentes de las factorías de Armageddon permitieron que algunas máquinas dañadas fuesen recuperadas y que los supervivientes lograran retirarse. Al final de la campaña Mannheim recibió de forma póstuma la Estrella del Emperador por su valentía y lealtad al Imperio. La Legión ha sido reconstruida y ha ganado elogios en las posteriores campañas por Armageddon.
Durante la Herejía de Horus varias Legiones de Titanes se corrompieron o cooperaron con las fuerzas del Señor de la Guerra. La más notoria de ellas fue la Legio Mortis. La Legio Mortis estaba prestando apoyo directo al Señor de la Guerra Horus antes de su posesión demoníaca y su traición hacia el Emperador. La Legio Mortis le siguió por propia voluntad. Cuando la Herejía de Horus comenzó con el bombardeo vírico de Istvaan III fue la Legio Mortis la que hizo los aterrizajes para asolar las colmenas inundadas de cadáveres en busca de los pocos y desgraciados supervivientes. Algunos dicen que fueron las cepas mutadas de este virus las que se encargaron de su corrupción final. Cuando la Legio Mortis aterrizó en Terra para asediar el palacio del Emperador estaban retorcidos y mutados más allá de lo reconocible. Las pieles de adamantio de sus Titanes estaban hinchadas y picadas con efluvios malignos, grandes tentáculos de carne y metal oscilaban y sus cabezas de Titán habían sido transformadas en babeantes visiones demoníacas.
Los restos de la Legión huyeron al Ojo del Terror tras el colapso de la rebelión y, de vez en cuando, Titanes del Caos portando las carcomidas banderas de la Legio Mortis han atacado planetas humanos para llevar su terrible venganza contra todas las cosas vivientes por la derrota de su amado Señor de la Guerra.
De los ejemplos anteriores puede verse que el poder combativo de las más de mil Legiones de Titanes conocidas del Adeptus Mechanicus debe exceder con facilidad la de todos los Capítulos del Adeptus Astartes combinados, y eso sólo con las fuerzas de las que se tiene noticia. Los números de las cohortes de Caballeros y Castellanos no pueden ser menores que el número de Legiones de Titanes y el número de sus máquinas no puede ser inferior a diez veces el número de Titanes existentes. Estas fuerzas pasan la mayoría de su tiempo protegiendo los planetas del Adeptus Mechanicus de modo que su fuerza y número reales no son reveladas.
Los Exploradores
Los Exploradores son la más misteriosa y secreta de las fuerzas regulares del Adeptus Mechanicus. Las Legiones de Titanes avanzan con poderosas zancadas por el campo de batalla derramando muerte sobre sus enemigos con todas sus armas. Los grandes regimientos de Skitarii se ven a menudo peleando junto a la Guardia Imperial o incluso los Marines Espaciales en defensa de sus factorías y capillas. Como fuerza coherente, los Exploradores casi nunca son empleados en batallas abiertas.
Los Exploradores son la élite del Adeptus Mechanicus, enviados sólo a la más importante de las misiones: la Búsqueda del Conocimiento. Son los Exploradores los que tienen la sagrada tarea de recuperar información de PCEs y otras tecnologías perdidas o alienígenas. Es a menudo más simple tomar dicha tecnología de otras razas alienígenas que dedicar los siglos necesarios para descifrar los textos PCE incompletos que se conservan. Los Exploradores también desarrollan la importante función de perseguir y eliminar a todos los que lleven a cabo investigaciones heréticas, no dedicadas al Dios Máquina ni bajo el auspicio de los Tecnomagos y Tecnosacerdotes.
El trabajo de los Exploradores es tanto una misión sagrada como una misión militar, y por tanto las fuerzas de los Exploradores combinan las funciones de la Inquisición, las Adepta Sororitas y los Adeptus Astartes dentro del Culto Mechanicus. Viajan por la Galaxia en sus extrañas naves negras, ensamblando prodigiosas armas de destrucción experimentales, esperando oír rumores de PCEs o del descubrimiento de tecnología antigua, tras lo cual se lanzan para reclamar los hallazgos para el Adeptus Mechanicus y el Dios Máquina.
El origen de los Exploradores data de la época de la reconstrucción de Marte, cuando partidas de Tecnoguardias y Tecnosacerdotes, con el apoyo de Guerreros del Culto, se aventuraban por las llanuras marcianas para recuperar tecnología perdida. Muchas veces era necesario recuperar la tecnología por la fuerza. En algunos casos, estaba siendo adorada por aquellos que la retenían, en otro era la responsable de su supervivencia, de modo que pelearían hasta la muerte para protegerla.
Una fuerza de Exploración típica consta de tres componentes. En primer lugar los Guerreros del Culto de los Diferentes Colegios, todos Tecnosacerdotes de cada uno de los Colegios de investigación y expertos en las formas de muerte hi-tech practicada por dicho Colegio. Los Guerreros de Culto son dirigidos normalmente por un Sacerdote Rúnico Guerrero cuya vida entera está dedicada al uso de estas tecnologías en el arte de la guerra. Los Colegios más frecuentes que proporcionan Guerreros de Culto son Thermodynamicus, Alchemys, Physic, Technicus, Aeronauticus, Graviticus, Mechanicus Technologus, y, por supuesto, los famosos y temidos Guerreros fanáticos del Collegium Electromagneticus, los Electro-Sacerdotes. Hay otros muchos Colegios que producen un número inferior de guerreros y aún más Colegios cuyas tecnologías no son fácilmente aplicables a la guerra. Sin embargo, sin los Lexmecánicos del Collegium Lexicanus, los Transmecánicos, Genetores, Artesanos, Logi e Ingenieros, nada de lo que hace el Culto Mechanicus sería posible.
En Segundo lugar están los propios Escolares. Estos se organizan de modo similar a los Hypaspistas de los Skitarii, pero debido a la naturaleza sagrada de sus trabajos, todos ellos deben ser Adeptos, completamente dedicados al Dios Máquina. Los Escolares forman la masa de la mayoría de las fuerzas de Exploración y muchos de ellos están preparándose para ser admitidos en los misterios de alguno de los Collegia. Sólo los más dignos son elevados a los rangos de Escolares Recuperadores o Limpiadores que se encuentran en las Fuerzas de Exploradores. Al igual que los Hypaspistas, los Escolares tienen el apoyo plataformas gravitatorias de armas pesadas y caminantes dotados de armas pesadas, incluyendo Robots.
En tercer lugar están los vehículos de la Fuerza de Exploración. Estos son mantenidos por el Collegium Graviticus, y debido a la naturaleza de incursión rápida de los Exploradores, son todos vehículos gravitatorios de un tipo u otro. Los Guerreros del Culto Graviticus combate sobre las últimas moto-jet Imperiales que siguen en servicio. Las Motos-Jet fueron comunes en su tiempo, en la era de la Herejía, pero cambios desconocidos en el universo han hecho mucho más difícil para las Letanías de Levitación conseguir producir platos gravitatorios útiles para el servicio en motos-jet. Las motos resultantes requieren de mucho mantenimiento y por tanto están restringidas al Culto Graviticus y a las Fuerzas de Exploradores. Esto aplica también en el caso del tanque Thunderbolt, el Tanque Destructor Láser Rapier y el transporte de ataque Jaguar. Los Land Speeder son muy comunes en las fuerzas del Exploratus y no es infrecuente que empleen nuevo armamento experimental recientemente descubierto, o ejecutando pruebas antes de hacer esos descubrimientos más ampliamente disponibles.
El número exacto de naves Exploradoras y las fuerzas que contienen es desconocido, pero cada navío o miniflota puede desplegar alrededor de un millar de tropas de todo tipo haciendo que su potencia sea similar a la de un capítulo del Adeptus Astartes. Aunque mucho menos resistente como fuerza de combate, su potencia de ataque no es ni mucho menos inferior. Sería absurdo suponer que sólo existe una nave o flota de exploración por cada Mundo Forja, por lo que puede asumirse que la Fuerzas del Exploratus son aproximadamente iguales a las del Adeptus Astartes.
Anoche me lo leí y es muy interesante. Básicamente es un artículo de trasfondo sobre las facciones del Mechanicus con ideas para partidas de Inquisitor.
Se mencionan cuatro (traduciré sus nombres con mi mejor intención):
Omnissíades
Como los Thorianos, creen que es necesario que el Omnissiah (el Emperador) o el Dios Máquina se reencarnen en un avatar de carne o acero con el fin de guiarles y terminar la Búsqueda del Conocimiento, que es el fin último de todo Mechanicus. Esta filosfía hace que los Omnissiades tengan relaciones próximas a los Cultos Resurreccionistas de la Inquisición, como los Thorianos o los Horusianos.
Imperio-Cognosticistas
Para esta gente, el Imperio no es más que un supercomputador dedicado a procesar datos hasta que TODO el conocimiento sea obtenido. Con este fin, se consideran antivirus en una Galaxia llena de programación corrupta (como los Mechanicus Oscuros, el Caos y los virus xenóticos). En este sentido son conservadores y sólo los menos extremistas admiten el cambio en forma de upgrades. UN upgrade puede ser la adición de nuevos chips de memoria en un Adepto, o la conquista de un nuevo mundo para continuar procesando información en él.
Khamrianos
Llamados así por su fundador, el Hereje Magos Degio Khamrios. Como ya se ha dicho varias veces, e incluso Dan Abnett recogió en su primera novela de Los Fantasmas de Gaunt, la Edad Oscura de la Tecnología degeneró en la Era de los Conflitos cuando los Hombres de Hierro (máquinas inteligentes) se rebelaron contra la humanidad. Fue por decreto del Emperador que se prohibió que tales máquinas volvieran a construirse, y la IA (Inteligencia Abominable) fue declarada Herética. Khamrios opinó que eso no debía ser así y fue perseguido por los Mechanicus como Hereje en el milenio 34. Los Khamrianos, por tanto, son aquellos Mechanicus que no dudan en investigar en la prohibida IA.
Organicistas
Se trata de Mechanicus que no consideran la carne débil, sino sólo inferior al metal. El cuerpo humano es para ellos una máquina más, pero de carne y hueso, y sus investigaciones van en la linea de mejorar la biología de la carne para igualarla a la máquina.
Nada mas, de nuevo thanks a keyansark por su posteo en www.adeptvs.com y como terminaba el en estos posts: