El Sistema Cáritras, es un sistema en continuo asedio por el caos, desde la 7ª Cruzada Negra. Sus planetas se esparcen en las cercanías del mundo forja Agripana A.
Esta constituido por cuatro planetas (Cáritras, Cáritras II, Cáritras III y Cáritras V), mas los escombros de un quinto (Cáritras IV) que fue destruido por la inquisicion debido a la invasion del caos y los demonios.
Debido a las constantes icursiones del caos al sistema, la 27ª y 52ª compañía de choque de Cadia, lideradas por los comandantes Luthor Karl y Sidius Angem respectivamente, guardan el sistema desde la fortaleza de Uranor en Cáritras, y el bastión-fortaleza de Cáritras III.
Estos planetas padecen de vez en cuando guerras entre ellos. Debido a la envidia que sufren los demás planetas del sistema hacia la economía de Cáritras V, a veces se forman pequeñas guerrillas, que asaltan el planeta para devastarlo y obtener todos los recursos posibles. Por su puesto, las tropas Imperiales, disuelven rápidamente estos conflictos, y hasta el momento no ha habido incidentes importantes. Aunque los diligentes de los cuatro planetas están siempre en disputa.
El sistema también es protegido, por el inquisidor del Ordo Malleus, Moebius Dunkan, un inquisidor extremista, que hasta el momento no ha sido descubierto por sus compañeros puritanos en el uso de armamento de los dioses oscuros.
Él, y su séquito de Caballeros Grises, residen en el Monasterio de Cáritras III, justo en el extremo opuesto al Bastión-Fortaleza de los desiertos del Trueno, llamados así, por la cantidad de tormentas eléctricas, de la zona, la mayoría aumentadas por alguna especie de mutación extraña en la que influye la disformidad. Hasta el momento ningún meteorólogo ni astrólogo imperial ha sabido determinar su naturaleza, y al no ser peligrosas, sino mas bien provechosas, ya que gracias a ellas se extra toda la energía necesaria para abastecer el planeta, no han sido destruidas.
En cuanto al Index Astartes, en el sistema se encuentran una serie de capitanes de los Despojadores con sus respectivas guardias, un Señor Lobo, y un Bibliotecario de los Ángeles Sangrientos acompañado por su Capellan de mayor confianza.
Todos ellos se encargan de la defensa del sistema, luchando contra los Xenos que aterrizan en los planetas para su conquista, los ejércitos del caos que incursionan la zona a menudo, y los herejes influenciados por la disformidad, que deben ser exterminados de inmediato.
Datos:
El clima del sistema es muy variado: Cáritras, Cáritras II y Cáritras III son planetas desérticos, sin apenas agua. En cambio Cáritras V, y la antigua Cáritras IV, son lugares pantanosos y llenos de lagos y montañas heladas.
La industrialización de los planetas, no acaba de cuajar debido a la proximidad del sistema con el Ojo del Terror, pero si es verdad que la capital de Cáritras V, Visphej, es un lugar de reunión para comerciantes de todos los sistemas de la región. Además en la misma capital, hay una mina de Adamantio, que otorga grandes beneficios a ésta. En el resto del planeta, hay pequeñas minas de Adamantio, pero no tan importantes como la de Visphej.
En el resto de planetas, la economía es muy poca. Gran parte de la población, son mercenarios, ex-soldados, que otorgan sus servicios por un módico precio. Una red de tráfico de armamento liderada por uno de los máximos empresarios de Cáritras II, refuerza la economía de los armeros y empresarios de altas esferas. Mas lo más importante en la economía de estos planetas desérticos, es el cultivo de lo que los habitantes denominan "Plancton del Desierto", una especie herbácea, muy nutritiva y muy difícil de cultivar, lo que aumenta su precio considerablemente. También hay ganadería de Yawas, utilizados para extraer carne, o como montura.
Los Yawas son animales, de 1'5 metros de altura aproximadamente y 3 metros de largo, muy robustos y resistentes a las condiciones extremas. Algunos habitantes los adiestra, y despues disputan carreras de Yawas en los hipódromos locales.
Reglas de la Partida:
-Postear al menos una vez cada semana.
-Intentar desarrollar la trama, colaborando con los demás jugadores en post conjuntos.
-Ceñirse al trasfondo de la partida. Si hay dudas, consultarlo con el Narrador (Yo).
Para empezar un post, se debe poner un encabezado, que ira en negrita. En el debe aparecer, el lugar donde se encuentra el personaje y la hora.
La partida será actualizada una vez a la semana. Por lo cual, cada semana es un día en la partida.
Gracias, y espero que disfruten.
editado por: Datox5, 07 Feb, 2007 - 03:45
¿Qué prefieres, la República Monárquica Muista o ese tal Imperio? Alístate.
Acaba de llegar un paciente en estadi crítico. Apotecario Jurgen, acuda a la puerta de entrada.
En el hospital general de la ciudad de Helgon, todo estaba sumido en el caos. Accidentes, enfermedades, intentos de homicidio. El panorama no era muy agradable.
Algunos apotecarios especializados en el trato de pacientes comunes, trabajan de ayudantes en él. Por suerte para los ciudadanos, si no fuera por su habilidad se sumarían cientos al número de fallecidos hasta la fecha.
-Señor, acaba de llegar del distrito Oeste, por lo visto ha asesinado a su mujer y sus dos hijas con un machete. Despues ha tomado, pensamos, un arma laser, posiblemente una pistola, y se ha disparado en la sien.-
-¡Imbécil! Ésta herida ha sido causada por un arma de energía. ¿Dices que ha asesinado a su familia? Le ahorraremos trabajo al Adeptus Arbitres. No os preocupeis por él, yo me encargo.- Concluyó el Apotecario Jurgen mientras apartaba la camilla del paciente.
-Pero señor, tiene derecho a que le salvemos la vida.-
-¿A caso cuestionas mis órdenes?-
-No, no señor. Haga usted lo que crea conveniente, no diré nada.-
-Así me gusta, aunque la verdad, si dijeras algo sería tu trabajo el que peligraría no el mío. ¿Como es qué no le has puesto ninguna venda en la herida? Está sangrando por todos lados, sería una lástima que muriera desangrado, ¿no es así? Ahora, ¡largo!-
-Si... si, señor- Titubeó el enfermero.
El Apotecario Jurgen era conocido por su mal carácter, y creer que solo merecía vivir la gente que el decidiera. Pero en realidad, nadie podía decirle nada, tenía influencias en la ciudad, y nadie quería meterse en líos.
Era un veterano de guerra. Comabatió en la Puerta de Cadia, y logró sobrevivir junto a su escuadra de mando. Una vez perteneció al capítulo de los Cicatrices Blancas. Ahora en su servoarmadura, solo se veían marcas de los combates. Era un marine independiente, que ofrecía sus servicios al mejor postor, y un magnífico apotecario sin duda, por algo seguía vivo.
-Hora de defunción. 18:00-
¿Qué prefieres, la República Monárquica Muista o ese tal Imperio? Alístate.
Crucero de Asalto (Tercer Ojo), proximidades del Sistema Cáritras, 18:30
Kalem se encontraba rezando en la Capilla de la nave. El Capitán Coreo había dispuesto para él el Tercer Ojo y dos escuadras tácticas, una de devastadores y otra de asalto, y sus respectivos transportes para investigar el Sistema Cáritras. No solía equivocarse con sus predicciones, llevaba más de un siglo en ello. ¿Qué es lo que quieres? Un semántico de su Guardia le respondió:
-Señor, nos aproximamos al Sistema Cáritras.
-Perfecto, pongan rumbo a Cáritras III. Nos dirigimos a su monasterio.
-Sí Señor, llegaremos en 1 hora. El desembarco total se producirá en 20 minutos.
-Eso espero. Vamos a hacerle una visita al Inquisidor Dunkan.
-Sí Señor.
A Kalem le recordaba el clima de Cáritras III, al de su planeta natal Sulfuria.
No había estado, pero podía sentirlo. Esperaba que el Inquisidor del Ordo Maellus no le ocultara nada, o se vería dispuesto a utilizar sus poderes psíquicos, cosa que no le hacía mucha gracia. Y menos estando en desventaja numérica.
Crucero del caos (Tortura Perpetua), proximidades Cáritras I
Sildius, guerrero de los hijos del emperador se asomó al cristal de la sala de mandos, fijando su mirada en el cercano planeta Cáritras I, un planeta lleno de almas a las que torturar y a las que llevar el placer del dolor.Un guerrero se acercó a Sildius pero esperó hasta que su señor le dio permiso para hablar.
- ¿Que es lo que quieres?
- Señor nos acercamos al planeta y el resto de paladines quieren saber sus ordenes.
- Según nuestros informes este planeta tiene una gran población de mercenarios, utilizadlos para que provoquen matanzas.
-Perdone mi insolencia señor,pero ¿que conseguiriamos con eso?
-Si hay muertes la gente tendrá miedo,si tienen miedo intentaran defenderse contra cualquier posible enemigo, los pueblos y ciudades vecinas irán a la guerra si los provocamos.Cuando esto ocurra se derramara multitud de sangre y cuando estén debilitados atacaremos.Informa al resto de la compañia.Pero antes pagarás por tu insolencia.
Sildius se giró y le cerceno los dedos del brazo izquierdo al marine.Al provocar dolor sintió el placer que este provocaba en él y pensó en torturar a su soldado.Sin embargo logró detenerse,muchas más almas serán entregadas a Slanesh en breve.
Cáritas III oscura taberna en lugar indeterminado.
Ajenjo : Que has averiguado?
Dorian :de momento nada... al parecer DunKan sabe guardar sus secretos y yo no he podido colarme en su fortaleza tendremos que buscar otra forma de conseguir la informacion.
Ajenjo: Lo haremos sin duda, los grandes señores de la ordos nos han enviado para controlar las actividades del inquisidor Dunkan y eso es lo que haremos cueste lo que cueste, busca otra forma de entrar en su fortaleza y tenme informado.
Dorian: Si.... lo hare.
Kalem había desembarcado hace 10 minutos, la precisión de los marines era de esperar debido a su marcialidad. Había desplegado a toda su fuerza para intimidar. Como había presentido, el clima de Cáritras III era parecido a su querida Sulfuria. Podía ver los desiertos desde lo alto del espaciopuerto del monasterio. Esperaba a que Dunkan se le presentara. Sintió una voz en lo profundo de su cabeza:
-¿A qué se debe esta inesperada visita caballero Kalem?- Dijo la voz.
- Inquisidor Dunkan, hemos venido a inspeccionar el Sistema, creemos que una amenaza se cierne sobre él.
-Como de costumbre, vamos.- Contestó la voz del Inquisidor.-Bueno, un servidor les está esperando, acuda a mis aposentos y debatiremos el tema.
- Perfecto.
“Perfecto”, eso es lo que pensaba Kalem, no sin un cierto tono irónico, lo que le faltaba. Sabía que el inquisidor era psíquico, pero no esperaba que se defendiera tan bien.
Dispuso a las escuadras que permanecieran allí. Y se dirigió con su Guardia a los aposentos de Dunkan, siempre era bueno tomar precauciones. El servidor mitad hombre y mitad máquina les guió por dentro del grandioso monasterio. Kalem mandó esperar a su Guardia en las grandiosas puertas de los aposentos del Inquisidor. Dentro estaba Dunkan, sentado en un gran sillón detrás de su excelsa mesa.
- Bienvenido de nuevo, caballero.
- Inquisidor, tenemos informes de rebeliones en el Sistema. ¿Están controladas?
- Eso esos inútiles de la Guardia Imperial, le recuerdo que mi cometido es el de despejar la zona de entes demoníacos, y la semana pasada expulsé a un Devorador de Almas de Cáritras II, menos mal que estaba preparado, casi asesina una población entera.
- Gran proeza, tenemos informe de ello, pero le recuerdo que tras las rebeliones se ocultan a veces fuerzas oscuras que sólo buscan provocar el caos. ¿Tiene alguna noticia de algún culto oscuro?
- Cultos. Muchos, como siempre, pero eso es cosa de la Guardia, como le he dicho. Si encuentran alguna entidad demoníaca, me llaman.- El Inquisidor se recostó en su sillón y se acicaló un poco.-Si me disculpa, tengo trabajo que atender, pueden alojarse en los barracones, y si lo desea hay preparada una estancia para usted en el ala norte. Puede retirarse.
- Me alojaré con gusto. Gracias.
Kalem se giró y salió de la habitación. No había sido el encuentro que él esperaba, sin duda Dunkan ocultaba algo, y no había duda que lo hacía bien. Al menos ahora estaba dentro del monasterio, y podía investigar lo que quisiera. Esperaba que el siguiente encuentro fuera más productivo, la persuasión era lo que le caracterizaba, pero esperaba no llegar a usarla. No le había gustado nada el tono de prepotencia del Inquisidor. Un Devorador de Almas, sí, era un enemigo terrible, pero en más de sus cien años de servicio Kalem había derrotado por lo menos a 15, y uno cuando él no era más que un Semántico, por algo los Pies de azufre se dedicaban a la lucha contra el Caos. Ordenó a sus efectivos que se dirigieran a los barracones, mientras él se dirigía al ala norte, esta vez guiado por otro servidor no menos extravagante que el anterior. Mandó también a su Guardia con los demás, esperaba parecer desprotegido a los ojos de Dunkan, además, así le hacía ver que no había venido a meterse en sus asuntos. Sin más cogió un libro de la habitación que Dunkan había dispuesto para él, y se puso a leer, si otra cosa caracterizaba a su Capítulo era por la sabiduría que les gustaba cultivar.
La oscuridad se cernía sobre el grupo de mando del Capitán Farrel. Ocho hombres armados con rifles láser, y el Sargento con una pistola y espada sierra, acompañaban al Capitán que iba armado con una pistola de fusión blanca como la nieve de su planeta de origen.
El Capitán Farrel, había nacido en un planeta desprovisto practicamente de luz alguna. Totalmente helado, Eridyan llamaban al planeta, fue destruido por la Legion Negra. Esta es la razón por la que Farrel aborrece tanto al caos, odia todo lo que tenga que ver con ello, aunque no duda en utilizar muchas veces sus propios aparatitos contra ellos, piensa que es la unica forma de herradicarlos, y cuando todo el caos haya sido destruido, las reliquias seran destruidas. Ya ha tenido problemas con Dunkan y otros inquisidores, le costo un año de encarcelamiento sus practicas "herejes", pero es el dia a dia de Farrel, hace algo bien, y sus superiores o la inquisicion le castigan por sus métodos. No puede arreglarlo, por eso se preocupa de hacer su trabajo a la perfección.
Hace un año, un comunicado de los astrópatas decía que había actividad de la disformidad en aquella zona, una actividad más grande de lo normal. Al Capitán Farrel. le había sido encomendada la tarea de encontrar la causa, y destruirla. Despues de tanto trabajo, no lo iba a tirar todo a perder.
-Más rápido, llevo mucho tiempo esperando este momento.-
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Kalem había salido de su habitación, no encontraba interesante ningún libro de la biblioteca. Se fue a dar un paseo por el ala norte. Podía sentir la resonancia psíquica de Dunkan siempre en su cabeza. Parecía observarle siempre, suerte que había sabido aislar sus pensamientos profundos de los superficiales. Decidió ir fuera, era en el desierto donde mejor se encontraba. Salió por la puerta sur, cerca de los barracones, después visitaría a sus hombres, primero meditaría. Sin duda en el desierto se hacía mejor una sesión de meditación, el frío del Inmaterium no se notaba tanto. Las dimensiones del espacio y el tiempo comenzaron a distorsionarse, su mente se salió de su cuerpo y lo abarcó todo… Sintió que una moto se acercaba a su donde su cuerpo estaba. Era un emisario de la Guardia Imperial, se introdujo en su mente y le preguntó:
-¿Vas a ver al Inquisidor Dunkan?
-Eso es cosa mía, ¿quién es usted? -Preguntó con incomodidad.
-Yo soy el Epistolario Kalem, 5ª Compañía del Capítulo de los Pies de Azufre.
-Sí, Señor. Perdone, Señor. Le estaba buscan...
-¡Espera! -Kalem se aseguró de que Dunkan no les estaba escuchando. -¡Prosigue!
-Sí, Señor. Me envía el Capitán Farrel, está investigando las Cavernas de los Desiertos del Trueno. Cree que los Despojadores están buscando un artefacto del Caos. Le necesita, Señor.
-Bien, bien. Retroceda y comuníquele a Farrel que estaré allí lo antes posible.
-Sí, Señor.
Por fin un poco de acción, todo se empezaba a aclarar. Kalem no odiaba el Capítulo de los Despojadores, pero tampoco le traía mucha simpatía que hubieran sido juzgados como Extremis Diabolus tras lo ocurrido en Fremas en el Archivo Diamedes. Si bien no soportaba el Caos, tampoco le gustaba que utilizaran sus artefactos contra el Caos mismo, era una forma muy rastrera de luchar, y también muy peligrosa. No podía perdonar a aquellos Capítulos que se habían apartado de la Luz del Emperador.
-Soraen, ba andeila ondeam.(Soraen, prepara la Guardia.) -Sun vea.(Nos vamos.)
-Nil, Evan. (Sí, Señor.)
Kalem usó el habla de su planeta natal, Sulfuria, denominado por los lexicomecánicos como “Ascendil” para hablar con el jefe de su Guardia. Le transfirió a su subordinado todos los datos en ésta lengua, no quería que Dunkan se enterara de a dónde iba, simplemente le dijo: “Me voy”.
Campamento del Capitán Farrel, afueras de las Cavernas de los Desiertos del Trueno, 15:47
-Ha sido inútil intentar encontrar esa cámara subterranea. A ver si esos pardillos de los Pies de Azufre la encuentran. Seguro que los muy imbéciles vienen todo lo rápido posible para enfrentarse a los Despojadores. Jajaja.- Era todo lo que murmuraba el Capitán Farrel desde su tienda.
Se habían pasado horas en aquella caverna buscando la cámara de la reliquia. Lo único que encontraron fue la muerte de dos de sus hombres tras su caída por un acantilado.
El Capirán Farrel, al salir de la cueva, fue informado de la llegada de los Marines del Epistolario Kalem, y quisó aprovecharse de ellos para sus logros. Envió un mensajero anunciándole al Epistolario una intrusión de los Despojadores en las Cavernas. Y ahora, esperaba la llegada de Kalem y sus marines.
-Capitán. Una nave ha aterrizado hace una hora al otro lado de las colinas.-
-¿Qué? Venga Hellman, no me toques los cojones. Estoy muy estresado con esta misión. ¿Quiénes eran?-
-Pues... ¿la verdad? No lo sé Capitán.-
-Sean quiénes sean, no me joderán esta operación. Prepare una Guardia, vaya allí, y averigue quiénes son, y sus intenciones. Usted dirigirá el comando. Ah. Y manténga informado en todo momento. No quiero sorpresas. Si ve que son fuerzas hostiles. Regrese de inmediato.-
-Si. Capitán.-
El Cabo Hellman abandonó la estancia mientras Farrel volvía a sus pensamientos.
Actualizado al día 3
¿Qué prefieres, la República Monárquica Muista o ese tal Imperio? Alístate.
Sildius se encontraba en su tienda del campamento que habian construido en Cáritras I cuano uno de sus soldados lo llamó desde el exterior.
Aqui estoy señor como usted queria.
Bien soldado quiero que le hagas llegar esta carta al inquisidor Dunkan con un mensajero y esta otra al comandante Luthor Karl.No quiero que sospechen de las cartas asi que utiliza algun mensajero o soborna a alguien importante para que se las entreguen.
¡A sus ordenes,señor!
Y dile a los otros generales que levantamos el campamento, pronto empezará el combate...
Desierto de Cáritras III, zona apta para aterrizaje, 16:47
Kalem se había dirigido hacia los Desiertos del Trueno, habían tenido que esperar a que las cañoneras les recogieran. Evitó como siempre establecer contacto con el líder que le había reclamado, no le gustaba establecer contacto, ni físico, ni psíquico. Estaba demasiado preocupado en buscar a los Despojadores, como para centrarse en la mente de Farrel.
-Soraen, dirígete con la escuadra táctica y de asalto por la caverna norte, equípense los lanzallamas.
-Sí, Señor.
-¡Ah! Soraen, una cosa más.
-¿El qué, Señor?
-Tenga cuidado, no sabemos a lo que nos enfrentamos.
-Sí, Señor.
Kalem vio cómo sus subordinados se dirigían hacia la entrada Norte, mientras, el se dirigió por la entrada Sur. Hizo dormir a los Guardias apostados en la puerta. Esperaba encontrar el artefacto antes de que lo hicieran los Despojadores. Sin pensárselo dos veces entró en la Caverna…