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LA RAZA SUPERIOR Por Aertes (1517 lecturas)
Enviado por aertes en Viernes, 25 Noviembre, 2005 - 04:29
 
L´Huraxi

Desde el Noreste Galáctico, de más allá de las Estrellas Necrófago y el Dominio de Tormentas, llega la raza de los L’Huraxi siguiendo su particular visión de un universo sometido a la más poderosa raza concebida y su civilización de gigantes.

Origen

Aún no se sabe cual es el mundo origen de los L’Huraxi, sólo que llegaron del Noreste de la galaxia conocida para conquistar y esclavizar.El primer avistamiento se produjo en el Dominio de las Tormentas, una zona muy inestable del Segmentum Última a traves de la cual se considera casi imposible la navegación disforme. Una patrulla de la flota Kar Duniash fue la primera en avistar una nave alienígena sin identificar de proporciones desmesuradas. A falta de órdenes específicas, la flota Imperial tuvo que archivar el informe al verse atacados por una flota enjambre tiránida procedente del este galáctico.

Poco después la Zona de Mordant empezó a sufrir varios ataques de los que sólo se recibían peticiones confusas de ayuda, pero no hubo modo de identificar a los atacantes ya que las fuerzas de rescate sólo encontraban ciudades en ruinas y sin rastro de vida humana. Nadie que pudiera dar testimonio de lo sucedido salvo quizá el nivel extremo de destrucción observable tanto en estructuras como en los cadáveres encontrados.

No fue hasta que se revisaron las pocas grabaciones de seguridad de los centros de detención del Adeptus Arbites cuando se pudo identificar a los causantes. El siguiente fragmento de un informe presentado por uno de los equipos de estudio del adeptus mecánicus, resulta cuando menos revelador:

Reconozco que tanto yo como mis compañeros quedamos sobrecogidos por los holodiscos recuperados del Centro de Detención 47 de la ciudad de Arruntkar. No nos extraña en absoluto que la ciudad cayera al verse atacada por seres como los que hemos visto, y nos llena de emoción la idea de conseguir un espécimen para su estudio.

Algunos días más tarde el adepto Heimner, autor del informe, tuvo la ocasión de ver en persona a tales criaturas ya que su grupo de estudio y la escolta armada que les acompañaba cayeron en una emboscada de los L’Huraxi. No se ha vuelto a tener noticia de su paradero.

Morfología

Los L’Huraxi son quizá el enemigo más formidable a que cualquier ejército pueda enfrentarse. Y la razón no se debe a una sofisticada organización militar ni a una tecnología bélica superior, sino a la sencilla razón de que el L’Huraxi medio es de por sí ua de las criaturas inteligentes más grandes jamás vista. Con una altura que duplica la de un marine espacial, una fuerza equiparable a la de un ogrete y la inteligencia de una raza que construye su civilización sobre las espaldas de otras, los L’Huraxi se definen a sí mismos como la raza superior.Los L’Huraxi son humanoides, pero ése es el fin de todo parentesco con la raza humana. Sus músculos parecen los de una tosca estatua, cincelados y más similares a bloques trapezoidales que a redondeadas masas musculares. Su piel presenta un homogéneo tono púrpura oscuro, si bien las diversas subrazas pueden tener variaciones en lo que respecta a su pigmentación. Sus rasgos faciales son rígidos e inexpresivos, con frentes abultadas y rasgos angulosos que muy raramente se alteran, ya que los L’Huraxi sufren alteraciones mentales como la mayoría de las razas inteligentes, pero a diferencia de éstas, el proceso que las lleva a cabo tiene lugar aislado del componente racional de su cerebro, por lo que ninguna emoción ofusca nunca la mente de un L’Huraxi.Esto se combina con el hecho de que los L’Huraxi poseen una sensibilidad física mucho menor que la de muchas razas. Sienten el dolor, el frío o el hambre en mucha menor medida, lo que unido a su pasividad emocional y su resistencia física les transforma en una de las especies más resistentes de la galaxia.

El lenguaje L’Huraxi tiene su intrincado origen en el propio aparato verbal de la especie. En lugar de cuerdas vocales, los músculos de la garganta de un L’Huraxi forman dos cámaras, una sobre la otra, cuyas contracciones les permiten vocalizar a niveles más reducidos, pero igualmente expresivos que los de cualquier otra raza. La unión entre ambas cámaras nunca se cierra completamente, lo que produce un efecto vagamente similar al seseo al hablar. No obstante, cuando dicha unión se dilata, ambas cámaras retumban como una sola y ello da lugar a los atronadores gritos de guerra L’Huraxi, que muchos comparan más con el ronco gemido de un cuerno de batalla.

La República

La estructura social en que se asienta su imperio está basada en una república de diversos pueblos, cada uno con un representante en el llamado Consejo, que gobierna sobre toda la civilización L’Huraxi. Huelga decir que tanto poder concentrado en tan pocos individiuos suele tener el mismo efecto que en cualquier otra raza: corrupción; y los intereses de cada miembro del Consejo no son tanto la expansión y riqueza de la república L’Huraxi como las suyas propias.Cada Consejero posee su propio ejército y sus propios sistemas planetarios a los que someten con puño de hierro. Los conflictos no son escasos, y lo único que en ocasiones salva a toda la organización de caer en una guerra civil es la amenaza del resto de Consejeros que por encima de todo ven en la unidad el origen de la fuerza de los L’Huraxi como raza.

Los L’Huraxi no son abiertamente hostiles, al menos no según sus propias pautas. Ellos no atacarían a otro ser inteligente de no haber una razón justificada. El problema es que consideran a todas las razas de la galaxia inferiores a la suya y, por tanto, no necesitan justificar sus acciones contra ellos.Eminentemente esclavistas, los L’Huraxi siempre están capturando criaturas que someter para cargar sobre ellas las tareas más pesadas. Incluso cuando la fuerza de un trabajador L’Huraxi podría hacer los trabajos mucho mejor y más rápido, la megalomanía de su raza les empuja a declinar los esfuerzos más bajos sobre aquellos que esclavizan.No obstante, las sutilezas del comercio y las transacción no son desconocidas para ellos a pesar de ser una raza muy exigente tanto para su propia gente como para los extraños. Siempre dispuestos a ahorrarse esfuerzos innecesarios (para sí mismos), los L’Huraxi suelen pactar acuerdos y cobrar rescates por la liberación de esclavos y generalmente se atienen a su palabra, a no ser que atisben un beneficio mayor más allá de las promesas.

Armamento

El armamento L’Huraxi se basa principalmente en la transferencia de energía a nivel submolecular. El ejemplo más común es el arma llamada magnotrón, el arma estándar de sus ejércitos. Se trata de una especie de guantelete capaz de acumular una gran cantidad de energía electrónica y liberarla en un relámpago que golpea de un modo terrible. Cómo se consigue que el relámpago impacte al objetivo es todo un misterio, ya que el mecanismo de disparo parece basarse en la simple diferencia de potencial eléctrico. Debido a que la transferencia de energía no resulta viable al aire libre, el armamento L’Huraxi posee un alcance inferior al de muchos de sus enemigos, pero esto suele conmpensarse por el hecho de que están fabricados a una escala mayor y a la capacidad de los L’Huraxi de transportar equipo pesado.Durante las partidas de caza en busca de escavos y para captura de animales exóticos, los L’Huraxi utilizan un arpón autopropulsado que se clava profundamente en la víctima. Se trata de un método brutal de capturar especímenes vivos, ya que un impacto en un miembro es capaz de causar destrozos permanentes, mientras que un impacto en el propio cuerpo resulta letal para cualquier ser más pequeño que los propios L’Huraxi, por lo que también es un arma de guerra ampliamente utilizada.La inmensa mayoría del armamento de esta raza adopta la forma de guanteletes o brazaletes con un arma acoplada, dejando así la mano libre. No obstante esto parece obedecer más a una costumbre que a una cuestión práctica.

Doctrina de Combate

Durante la batalla, los L’Huraxi acostumbran a guardar formaciones cerradas de enormes cuerpos púrpura. Sus estrategias tienden a seguir una pauta lineal e invariable, confiados en absorber cualquier imprevisto durante el combate con su resistencia superior.El equipo de combate de un L’Huraxi es notoriamente escaso al menos en los escalafones más bajos. Los soldados van pertrechados con poco más que algunas proteciones, eso sí, profusamente adornadas. Al parecer los manípulos, como ellos llaman a cada uno de sus ejércitos, confían más en la resistencia natural de sus soldados que en cualquier protección innecesaria.

El combate a medio y corto alcance es el entorno en el que un L’Huraxi se convierte en un enemigo letal. Su capacidad para soportar el más potente fuego antiinfantería les hace enemigos difíciles de abatir, mientras que sus armas canalizan corrientes eléctricas y pulsos de plasma que carbonizan el metal y la carne como si se tratase de dioses del rayo.El combate cuerpo a cuerpo alberga pocas esperanzas para los rivales de estas criaturas. Mucho más ágiles de lo que su aspecto daría a entender, la lucha es uno de los campos que los L’Huraxi cultivan activamente tanto en barracones de entrenamiento como en brutales juegos circenses en los que se masacran esclavos y bestias extrañas para diversión de la república. En algunas ocasiones, los Consejeros movilizan a tropas de gladiadores contra un ejército enemigo, sea por que creen que sus superiores aptitudes para el combate cuerpo a cuerpo serán útiles, o porque gustan de ver en acción real a sus campeones favoritos.

Aparte de adiciones personales ordenadas por el Consejero que los manda, cada manípulo suele contrar con miles de L’Huraxi, organizados en unidades de cien soldados al frente de los cuales hay un Centurión, que imparte sus órdenes a los Decuriones que lideran cada escuadra.En cada manípulo hay una fuerza de élite escogida entre los mejores de todo el ejército. A estos se les llama Colosos, son ataviados con una pesada armadura corporal y el mejor armamento y suelen servir como escolta personal del Centurión o para encabezar los asaltos al enemigo si se preve una resistencia inusual.


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